Artículo de próxima aparición en el Boletín del Instituto Riva-Agüero

 

Noticia de un ejemplar de La casa de cartón de Martín Adán con correcciones del autor en el Instituto Riva‑Agüero[1]

Luis Vargas Durand

Pontificia Universidad Católica del Perú

A Julio Díaz Falconí

1. El ejemplar

Este ejemplar pertenece a los fondos de la Biblioteca del Instituto Riva-Agüero (signatura 869.56 F89C) y hasta hoy no era conocido por los estudiosos de Martín Adán. Presenta en los márgenes del texto impreso indicaciones manuscritas por el poeta.[2] Estas indicaciones se emplean por primera vez en una nueva edición de La casa de cartón por publicarse por la Pontificia Universidad Católica del Perú (prólogo de Antonio Melis y edición de Luis Vargas).

Se trata de un ejemplar de la primera edición de 1928, recortado desigualmente, sin tapas ni página inicial, donde probablemente hubo una dedicatoria, y que ha perdido también el colofón de José Carlos Mariátegui. Llegó a esta biblioteca el 31 de octubre de 1978 donado por monseñor José Dammert Bellido, amigo cercano del poeta. Sus indicaciones son 49, con lápiz, están en 23 de las 103 páginas que ocupa el texto de Martín Adán, en trece de los 38[3] pasajes del libro. No son sistemáticas ni exhaustivas, sino que dan la impresión de haber sido realizadas en un breve espacio de tiempo o varios exámenes breves; afirmamos esto al comprobar las numerosas erratas que no se atienden. No son cambios a segmentos largos de texto, sino a una sola palabra o a un signo de puntuación (hay dos casos de tres palabras).[4]

Solo ocho de sus indicaciones corresponden con las que se incorporan a la segunda edición de 1958 (estas deben de provenir de otro ejemplar corregido). En las anotaciones de este texto pueden distinguirse enmiendas a errores y, por otro lado, variantes de autor, es decir, innovaciones que no formaban parte del planteamiento de 1928. Distinguiremos variantes de autor cuando el cambio no obedezca a la corrección de un error. Si bien esto puede ser discutible en algunos casos (fijar una edición es plantear una hipótesis), en otros, la innovación es evidente por su lejanía con la forma de 1928, como cuando “bordipardos” reemplaza a “de bordes pardos”, o “Roer huesos” a “Mascar huesos”. La tipología del error de copia de la Crítica Textual permite decidir ante algunas variantes, esencialmente empleamos sus criterios de lectio facilior (lectura trivializadora o simplificadora) y error de copia por semejanza gráfica. Ciertamente hay pasajes en que resulta dudoso calificar una indicación como corrección o variante de autor. Más adelante se presentan y comentan estos pasajes.

Clasificamos las 49 anotaciones en cinco grupos: dieciséis correcciones no conocidas que deben atenderse en una futura edición (como la próxima en aparecer lo hace), diecinueve variantes de autor que el poeta propone al revisar este ejemplar, ocho correcciones que coinciden con las asumidas por la segunda edición, dos indicaciones que no alteran sino solo confirman el texto, y cuatro anotaciones que no entendemos o que no modifican el texto.

Para valorar la importancia de este ejemplar, a continuación se enumeran otros ejemplares semejantes y se discute su utilidad para la fijación del texto martinadaniano.

 

2. Los ejemplares de la edición de 1928 corregidos por el autor

Diversos testimonios mencionan ejemplares de la primera edición con correcciones de mano del autor. Se tiene noticia de cinco poseedores de estos, pero como actualmente solo puede accederse a uno, precisamente el del Instituto Riva-Agüero, tal vez esos impresos son menos de cinco, pues no podemos saber si en realidad alguno fue de dos o más de esos propietarios. Y, ciertamente, tal vez haya más ejemplares corregidos aún no descubiertos.

 

2.1. La fuente para la segunda edición (1958)

Las numerosas correcciones e innovaciones de la segunda edición deben de haber provenido de un ejemplar corregido de la primera edición.

Nada sabemos de este ejemplar. José Bonilla Amado, editor de 1958, recordaba haber seguido un texto que le entregó Ricardo Arbulú Vargas. Este recordaba haberse ocupado de los detalles de la edición y haber preparado una transcripción basada en un ejemplar con correcciones del autor (parte de esas correcciones son criterios generales que Arbulú aplicó sistemáticamente, al parecer indicados, al menos parcialmente, por Martín Adán).[5]

2.2. El ejemplar de Xavier Abril

Se sabe de una primera edición con enmiendas que perteneció a Xavier Abril, amigo de Martín Adán, el testimonio es de Antonio Melis, quien en 1966, al traducir al italiano una parte del libro para la revista Ad Libitum de Urbino, afirma haber seguido un ejemplar de 1928:

            […] que trae algunas interesantes correcciones autógrafas del autor, en vista de una reedición. He confrontado asimismo la edición más reciente, con un prefacio de Estuardo Núñez (Lima, Ediciones Nuevo Mundo, 1961), que presenta sin embargo frecuentes innovaciones poco atendibles. (Melis 1966b: 57‑8. Traducción nuestra)

Abril falleció en 1990 y el libro no ha podido ser hallado. La traducción de Melis del libro entero aparecida en 1987 no tuvo a su alcance ese ejemplar y debió servirse de una edición moderna.

2.3. El ejemplar de Emilio Adolfo Westphalen

Otra noticia de ejemplar con correcciones la da Claude Couffon cuando, en 1984, presenta en París su traducción La Maison de carton (et autres textes) afirma:

            […] lamentamos no haber podido utilizar para nuestra traducción un texto definitivo. Sabemos por el poeta Emilio Adolfo Westphalen, otro amigo íntimo de Martín Adán, que la primera edición del libro presentaba numerosas erratas. Westphalen poseía un ejemplar corregido de mano del autor, pero que fue definitivamente perdido en el curso de una mudanza. Martín Adán tuvo que retirar poco después del comercio la mayor parte de la edición. Pero, negligencia o indiferencia, no ha releído las pruebas de las reediciones sucesivas, que conservan las mismas imperfecciones. Algunas que eran fáciles de detectar las hemos corregido. Otras conservan obstinadamente un misterio que nosotros renunciamos a esclarecer. (Couffon 1984: 10. Traducción nuestra)

Couffon desconoce la noticia de 1966 de Melis, se equivoca al afirmar que se retiraron ejemplares del comercio (el autor nunca consideró vender su libro) y finalmente no declara a sus lectores franceses qué texto sigue.

En la Colección Emilio Adolfo Westphalen del Getty Research Institute de Los Angeles existen dos ejemplares de la tercera edición (1961) de La casa de cartón con anotaciones. Aún no he tenido acceso a los ejemplares mismos o su reproducción para tratar de establecer si se trata de la caligrafía de Martín Adán, pero he recibido una escrupulosa lista[6] de estas correcciones, aproximadamente 69 en un ejemplar y 14 en el otro. El que tiene el mayor número de anotaciones está dedicado (“A Judith y a Emilio Adolfo, con la admiración y el afecto de Martín Adán. Lima, a 6/II/962.”). En su mayor parte estas anotaciones indican error pero no lo subsanan (en muchos de estos casos el error no nos es evidente), algunas correcciones parecen trivializaciones, y hay un puñado de estas (alrededor de cinco) que ameritan un estudio atento. Mi hipótesis provisional es que las anotaciones son de Westphalen, quien trató de recordar las correcciones de Martín Adán en el ejemplar de la primera edición que extravió. Para esto releyó atentamente el libro e indicó los lugares con probable error (por ejemplo, palabras inexistentes, pero también otras que no nos explicamos por qué señaló), y en algunos casos propuso una enmienda (algunas de ellas muy discutibles).

2.4. El ejemplar de Manuel Moreno Jimeno

Sabemos también, por testimonio de Ricardo Silva Santisteban,[7] que Manuel Moreno Jimeno poseía un ejemplar de la edición de 1928 con correcciones del autor. Este ejemplar tampoco ha podido ser hallado.

2.5. El ejemplar del Instituto Riva-Agüero (donado por José Dammert Bellido)

Finalmente el del Instituto Riva-Agüero, como los anteriores, con correcciones autógrafas del poeta.

 

En resumen, Martín Adán corrigió varios ejemplares de 1928, aquellos de los que se tiene noticia son: el que sirvió para la edición de 1958, el de Xavier Abril, el de Westphalen, el de Manuel Moreno Jimeno y el del Instituto Riva-Agüero (como arriba se ha dicho, dos o más de los enumerados podrían ser uno solo). Cuando en 1951, envía ejemplares de Travesía de extramares a sus amigos, trata de modificar varios versos (errores y variantes); ¿pudo lograrlo con su libro de 1928?

 

3. Reflexiones para la fijación del texto de La casa de cartón

3.1. El problema

Durante los años que median entre las dos primeras ediciones del libro (y tal vez incluso después), Martín Adán revisó diversos ejemplares de La casa de cartón. Actualmente, solo podemos acceder a la revisión del ejemplar del Instituto Riva-Agüero y a la segunda edición de 1958 que debe de haberse basado en un ejemplar corregido hoy perdido.

Al efectuar cada una de estas dos revisiones, el poeta no tuvo a la vista la otra, lo que se comprueba por innovaciones y enmiendas a errores que cada una posee y que la otra no advierte. Por otro lado, es altamente probable que el autor no tuviera un original a la vista, como lo manifiestan muchas enmiendas a errores practicadas independientemente en cada revisión.

Los ejemplares revisados que conocemos nos permiten afirmar que corregía parcialmente, que lo hacía de memoria y que incorporaba cada vez innovaciones, es decir, variantes de autor.

3.2. Una hipótesis sustentada por la Crítica Textual

Los manuales de Crítica Textual contienen reflexiones teóricas insoslayables, pero suelen insistir en que no hay normas inalterables y que cada libro plantea sus propios problemas;[8] sin embargo, no cabe duda de que esas consideraciones deben tenerse presentes para pretender ampliarlas o contradecirlas. José Antonio Rodríguez Garrido publicó en 1986 un examen de la edición de la obra de José María Arguedas[9] a la luz de la Crítica Textual. En ese estudio, Rodríguez Garrido examina la constitución de varios textos arguedianos, uno de los cuales, Todas las sangres, presenta una situación similar a La casa de cartón: existe un ejemplar de la primera edición de Todas las sangres (1964) con correcciones e innovaciones del autor, anotaciones que en su mayor parte no se siguen en la segunda edición (1968) que trae sus propias correcciones e innovaciones. Las afirmaciones que Rodríguez Garrido hace acerca de ese texto corregido y que podrían aplicarse al ejemplar de La casa de cartón del Instituto Riva-Agüero son las siguientes:

Ante todo, creemos que Arguedas no corrigió la edición de 1964 [se refiere al ejemplar anotado por Arguedas] de modo sistemático con vistas a una nueva edición de la obra. Se trata seguramente de una revisión de rutina tras la aparición del libro, con el fin tanto de señalar las erratas como de someter la obra a una autocrítica.[10] (1986: 223)

En consecuencia, el principal riesgo de seguir las correcciones del ejemplar de 1964 es el de adoptar estados no definitivos de la obra y confundirlos con los que sí lo son, creando por lo tanto un texto ficticio que no corresponde en pureza a ningún modelo.[11] (224)

Lo seguro[12] es que el texto de 1968, desprovisto de las erratas de impresión, representa un nuevo estado de corrección de la obra que invalida, por lo tanto, al que representa el ejemplar corregido de 1964, cualquiera haya sido su destino. En consecuencia las innovaciones estilísticas de éste que no hayan sido retomadas en correcciones posteriores no pueden formar el texto definitivo de la obra aunque parezcan “mejores” al editor (por ejemplo, VI, 37). Sólo es legítimo adoptarlas si con absoluta certeza subsanan erratas de la primera edición mantenidas a lo largo de toda la transmisión textual de la obra (III, 33 y VIII, 48). (225)

Destaco cuatro ideas fundamentales: 1) hay un estado definitivo de la obra que corresponde a la última revisión del autor (una norma dominante de la Crítica Textual); 2) no debe fijarse un texto mezclando lecciones del estado definitivo y de estados anteriores (“aunque parezcan ‘mejores’ al editor”); 3) pueden asumirse correcciones de un estado no definitivo de la obra si subsanan erratas no advertidas por el autor; 4) existen variantes de autor de valor subalterno[13] (como las de la revisión de Arguedas de 1964), ocurren en “una revisión de rutina tras la aparición del libro, con el fin tanto de señalar las erratas como de someter la obra a una autocrítica” (223), podemos considerarlas “variantes libres”.

La primera idea que he destacado del trabajo de Rodríguez Garrido es ampliamente sostenida por la Crítica Textual para fijar la voluntad del autor en los casos de varias redacciones.[14] Ciertamente pueden ocurrir situaciones complejas en que el editor debe elegir como texto de base un estado previo al último, por ser el  más difundido y representativo del autor, o anterior a censura, entre otros casos (Blecua 1983: 120). La importancia de editar las variantes de autor en el aparato crítico es simultáneamente encarecida por los autores citados, así Miguel Ángel Pérez Priego indica:

Para estas ediciones L. Caretti ha propuesto su presentación y disposición en un doble aparato crítico: uno sincrónico y otro diacrónico. […] El aparato diacrónico, por su parte, daría cabida a las variantes de autor propiamente dichas, a ser posible, ordenadas en sucesión cronológica, con el objeto de dar cuenta cabal de la historia genética del texto. (Pérez Priego 2001: 58)

El segundo punto resaltado del artículo de Rodríguez Garrido, la inconveniencia de mezclar distintos estados de un texto, ha sido enfatizado por Lanfranco Caretti[15], volveremos sobre ello abajo, a partir del razonamiento de Boris Tomachevski.

El tercer planteamiento que he abstraído se sigue de la constatación de que los autores dejan pasar errores en sus revisiones, y estos pueden repararse con el auxilio de estados anteriores del texto en que puedan determinarse con seguridad lecciones correctas cuya alteración fue inadvertida por el autor en posteriores intervenciones.[16]

El último punto que he destacado del trabajo de Rodríguez Garrido responde a la pregunta: ¿cuál es el valor de unas variantes de autor dispersas que no provienen de una revisión sistemática y exhaustiva, y no coinciden con la última revisión del autor?

La reflexión de Boris Tomachevski sobre el tema esclarece la comprensión del problema:

En conjunto, el autor que retoma una de sus obras modifica el sistema poético en su totalidad o en sus partes. Cuanto más cerca está esta reanudación del momento de la creación de la obra, más está orgánicamente ligada, la modificación del sistema responde más a un proyecto artístico fundamental. Pero cuanto más se aleja el autor de su obra, es más frecuente que la modificación del sistema se reduzca a un revestimiento de elementos de su nuevo estilo sobre el fondo del estilo orgánico antiguo devenido extraño. Una cuestión muy difícil se propone entonces al editor que debe decidir si el autor ha logrado encontrar un nuevo sistema, ha retomado la obra sin dejar nada por su cuenta, de manera que, de una parte, no tenga contradicciones internas entre diversos lugares de la obra, ni de diferencias de estilo chillón, y que, de otra parte, el nuevo sistema fusione orgánicamente con el proyecto artístico de la obra. De ello depende la elección de una versión según el principio del texto relevante de un sistema único. (Citado por Laufer 1972: 23-4. Traducción nuestra)

El planteamiento de Tomachevski  es una dilucidación penetrante y amplia de lo que ocurre cuando un autor retoma una de sus obras: perfecciona el sistema original, propone modificaciones dispersas y ajenas al sistema original, o refunde del todo la obra y crea un nuevo sistema (una nueva versión). Este programa restituye la complejidad de la labor de la Crítica Textual: el juicio del editor es imprescindible, pues no hay reglas infalibles o de aplicación mecánica.

Retomemos dos de las cuatro nociones arriba propuestas: no debe fijarse un texto mezclando lecciones del estado definitivo y de estados anteriores (“aunque parezcan mejores al editor”); existen variantes de autor de valor subalterno. La segunda proposición, a la luz del planteamiento de Tomachevski, es evidente: un autor al retomar su obra puede efectuar cambios extraños al sistema original y que no llegan a constituir uno nuevo. La primera proposición, en cambio, es relativa. Se basa en la apreciación de que los estados del texto son independientes porque su distinta época así lo determina; esto puede ser frecuentemente cierto, pero —por complejo que sea demostrarlo— sí pueden existir correcciones del autor que perfeccionen el sistema original.

A efectos de fijar un texto, la distinción de estados independientes y la elección del último estado corregido por un autor como el definitivo permiten una labor de editor desprovista de ambigüedad —el aparato crítico compensa esta reducción—. El juicio del editor, razonable y explícito, que opte por innovaciones de distintos estados —para intentar restituir un sistema determinado— no solo implicaría mezclar variantes de diversas épocas, sino que puede incluso entrañar el rechazo a opciones de la última revisión autoral que considere inadecuadas al sistema que pretende fijar. Sin embargo, el problema subsiste: la obra es un sistema, y las innovaciones del autor pueden o no corresponderle.

En este artículo se opta aún por un criterio prudente y se siguen las cuatro nociones abstraídas de Rodríguez Garrido, arriba mencionadas. Un texto fijado ecdóticamente es siempre una hipótesis, y su perfeccionamiento un compromiso persistente.

3.3. Las fechas de las dos revisiones asequibles

Si bien no se conocen las fechas en que el autor realiza las dos revisiones conocidas, resulta importante determinar cuál de estas es la última, es decir, la decisión final del autor, pues esta será a la que haya que atenerse para fijar el texto de La casa de cartón. Puede conjeturarse que la revisión del ejemplar del Instituto Riva-Agüero debió ser anterior. La razón para sostener esto es que la revisión fuente de la segunda edición trae más correcciones y variantes. Sin otros elementos de juicio, puede suponerse que el autor hace primero su corrección menos extensa y en un momento posterior la más elaborada; esto resulta más verosímil que lo contrario: que habiendo ya hecho antes una corrección extensa el autor no acuda a ella para aprovecharla en una segunda revisión (aunque siempre habrá la posibilidad de que el desorden del poeta ocasionara esto).[17] Otra razón para considerar la revisión del ejemplar del Instituto Riva-Agüero más cercana cronológicamente a 1928 es que la mayor parte de las dieciséis correcciones que no fueron advertidas para 1958 —y que ahora “rescatamos” para fijar el texto— son enmiendas a errores imperceptibles o casi tales; lo que creemos es producto del recuerdo más próximo del autor a su texto. En 1958, en cambio, son más frecuentes las correcciones a errores evidentes y las innovaciones.

Hay pues dos razones fundamentales para considerar la revisión que se empleará para 1958 como posterior y, por tanto, voluntad final del autor: una revisión más extensa y, paradójicamente, su inadvertencia de errores que solo una memoria cercana hubiera logrado.

3.4. Cómo fijar el texto de La casa de cartón

Resumiendo lo dicho. La revisión —parcial— del autor de un ejemplar de la primera edición de 1928, que sirvió de base para la segunda edición de 1958 debe considerarse la voluntad final del autor sobre su texto. Esa revisión no llega a constituir propiamente una versión distinta pues, si bien tiene variantes de autor, no se trata de un replanteamiento total de la obra.

¿Cuál es la utilidad del ejemplar del Instituto Riva-Agüero? Nos servimos de él en dieciséis correcciones que reconocemos como enmiendas de errores de la primera edición y que no se advirtieron para la segunda edición, porque esta no fue corregida exhaustivamente y porque es inevitable que haya errores inadvertidos incluso por el propio autor que cuida su texto.

Al igual que con otros libros de Martín Adán, debe considerarse la edición (en notas al pie del texto principal) de las variantes de autor que presentan las otras manifestaciones de La casa de cartón que conocemos: el ejemplar del Instituto Riva-Agüero, la primera edición de 1928, las primeras apariciones en la revista Amauta. Estas variantes son importantes por provenir del propio autor y porque permiten aproximarnos al proceso creador del poeta.

 

4. Las dieciséis anotaciones en el ejemplar del Instituto Riva-Agüero relevantes para fijar el texto

Como se ha dicho, entre las anotaciones del ejemplar del Instituto Riva-Agüero (IRA) hay correcciones y variantes de autor. Parte de estas correcciones coinciden con las que se hacen para la segunda edición (1958); otras, en cambio, son particularmente importantes pues son enmiendas a errores de la primera edición que la segunda edición no advirtió, y que ahora pueden enmendarse con fundamento. Estas rectificaciones son el principal aporte de este ejemplar. Son dieciséis en total: cinco de puntuación, y las demás de léxico:

4.1. y 4.2. “¡Ay, el viento, qué alegría en este mar de la seriedad!” en vez de “Ay, el viento, qué alegría en este mar de la seriedad” en:

“Los tranvías pasan su cargamento de sombreros. Ay, el viento, qué alegría en este mar de la seriedad. ¡Se inflan todas las “Crónicas” y “Comercios”, tánto que uno teme una retromarcha del carro, casi un vuelo sesgado sobre los rieles y los postes.” (pág. 16 de la edición de 1928).

La primera y la segunda edición presentan un signo de admiración que se abre y no se cierra. Si se asume que el signo de admiración está abierto en el lugar correcto, el lugar donde debería cerrarse, tendría que ser tras “postes”, con lo que habría una oración admirativa peculiar por su sentido declarativo y su inciso interior. La solución de la corrección del ejemplar del IRA presenta una lectura más coherente.

4.3. “peluquería” en vez de “pulpería” en:

“Las tijeras del viento sonaban como en una pulpería y uno no sabía si era el pelo de uno lo que cortaban o la seda china del cielo.” (pág. 18 de la edición de 1928).

El error de 1928 se debió al parecido gráfico entre las palabras. El término “peluquería” da sentido al pasaje que, con “pulpería”, resultaba inexplicable o en extremo imaginativo.

4.4. “la frente en las manos;” en vez de “la frente;” en:

“Yo le soplé delicadamente consuelos, pero no pude consolarlo; él jorobó las espaldas y arrojó la frente; sus codos se afirmaron en sus rodillas; él era un fracasado,” (pág. 18-9 de la edición de 1928).

La primera edición omitió “en las manos”. Sin ese segmento el pasaje es inexplicable, la corrección muestra la imagen completa de un Ramón fracasado: joroba la espalda (sentado), con las manos en la frente y los codos en las rodillas. De manera similar, 4.11. proviene de la omisión del fin de una oración en la primera edición.

4.5. “Un perro chusco y transeúnte nos miraba” en vez de “Un perro chusco y transeúnte, nos miraba” en:

Un perro chusco y transeúnte, nos miraba caminando, mirando atrás.” (pág. 19 de la edición de 1928).

Al margen aparece un signo de corrección tipográfica que indica que algo debe eliminarse. Proponemos que se indica la eliminación de la coma incorrecta tras “transeúnte”, pues se trata de un tipo de error de puntuación prácticamente inexistente en la escritura de Martín Adán.

4.6. Agregado de una coma entre las palabras “cara” y “española” en:

“El turco es el levante y el occidente, apretado haz de latitudes,– la cara española; los pantalones, franceses; la nariz, romana; los ojos, alemanes; la corbata, búlgara; el fardo, ruso; la inquietud, judía…..” (pág. 21 de la edición de 1928).

La secuencia de atributo y nacionalidad lleva en todos los casos una coma, excepto en el primero que por un error de copia se había omitido.

4.7. “agujeros” en vez de “ajineros” en:

“Alegría harémica de la tela azul al asomar por los ajineros, de bordes pardos del hule negro.” (pág. 21 de la edición de 1928).

La palabra “ajineros” (así como “ajinero”, “aginero”, “agineros”) no figura en ninguno de los diccionarios ni bases de datos que la Real Academia Española facilita por Internet[18] ni he podido encontrar el término en otras fuentes. La errata por “agujeros” es evidente por el parecido. Con esta corrección, el pasaje cobra más sentido.

4.8. “una tema” en vez de “un tema” en:

“¡La verdad.....–un entusiasmo de fraile misionero, un tema de cornudo frenético, lo malo de un libro bueno, lo que sea, pero no la piel de una pedagoga de veintiocho años, ¿verdad?” (pág. 35 de la edición de 1928).

El error de 1928 se explica por una lectio facilior, una lectura simplificadora, que no toma en cuenta que “tema” como sustantivo femenino significa “5. f. Porfía, obstinación o contumacia en un propósito o aprensión. / 6. Especie o idea fija que suelen tener los dementes. / 7. Oposición caprichosa a uno” (DRAE de 1925); acepción que con pequeños cambios se mantiene en el DRAE hasta la actualidad. La corrección da un sentido preciso al pensamiento del cornudo.

4.9. “palillos” en vez de “álillos” en:

“En la tarde, se sometía la señorita Muler a los rumores, a los colores y a los olores, y tejía poesía con los álillos de sus piernas y de sus brazos, marfiles siempre nuevos como en las encías de un elefante.” (pág. 37 de la edición de 1928).

Lo mismo que en el caso arriba mencionado de “ajineros”, “álillos” (y sus variantes) no se encuentra registrado en los principales léxicos del idioma español; por su proximidad con la palabra “palillos” con que Martín Adán corrige, la errata es evidente. El sentido, nuevamente, se recobra con el cambio.

4.10. “se metió fraile” en vez de “se metió a fraile” en:

“Al fin penetró Ramón en la subconciencia de la señorita Muler; y una noche mi amigo predilecto se metió a fraile; […]” (pág. 37 de la edición de 1928).

“meterse fraile” y “meterse a fraile” poseen académicamente distintos significados, y en este pasaje lo prescrito es la primera forma; aunque ya Juan de Arona en 1884 comprobaba que el empleo con preposición en el español del Perú era lo corriente —como hasta hoy—, en tanto la forma sin preposición resultaba inadmisible.[19] La frase aparece tres veces en La casa de cartón, una en el pasaje 12 y dos en el 31. En Amauta en 1927, en el pasaje 31, aparece las dos veces con preposición (nosotros creemos que en ambos casos por error de trivialización de los impresores). En la primera edición, uno de los tres casos, en el pasaje 31, aparece sin preposición. Hay cuatro argumentos para optar por el empleo sin preposición: el estilo del autor de atenerse a las reglas gramaticales y su amplio conocimiento de estas, la corrección de su mano en el ejemplar del IRA, la aparición de un uso sin preposición en la primera edición, y la muy probable corrección trivializadora de los impresores que conscientemente o no creían percibir un error. No obstante, en 1958 los tres casos llevan preposición, pero debe considerarse que esa edición trae muchas variantes de los editores que hicieron sus propias correcciones sistemáticamente. Con todo, estamos ante un caso, en el límite entre la corrección y la variante de autor, cuya incorporación al texto fijado de La casa de cartón aún debe estudiarse, así como sus consecuencias en los tres pasajes.

4.11. “le patinaban en la nieve azulina de las pupilas.” en vez de le patinaban en la nieve azulina.” en:

y las erres le salían del estómago, y las miradas le fluían del cerebro, y los recuerdos le patinaban en la nieve azulina.” (pág. 40 de la edición de 1928).

El sentido en la primera edición no es claro. El ejemplar del IRA presenta dos líneas que salen de los extremos de “la nieve azulina” hasta el margen sin más indicación, pero que manifiestan el error. La lección de Amauta permite reconstruir la lección correcta: “le patinaban en la nieve azulina de las pupilas;”. De manera similar, 4.4. proviene de la omisión del fin de una oración en la primera edición.

4.12. “cuerda lasa” en vez de “cuerda laxa” en:

“Astas sin bandera con una cuerda laxa que se hace un lazo encima de las cornisas.” (pág. 44 de la edición de 1928).

IRA presenta una línea zigzagueante que sale desde “laxa” hasta el ángulo inferior izquierdo de la página sin más indicación, pero que manifiestan el error. La lección de Amauta aclara la corrección: “Astas sin bandera con una cuerda lasa que se hace un lazo en cima de las cornisas”. Este juego de palabras con “lasa” y “lazo” guarda correspondencia con otros semejantes del libro.

4.13. “ya está viejo,” en vez de “y está viejo,” en:

“Bertoldo diría estas cosas mejor, pero Bertoldo no las diría nunca. El no se mete en honduras–: y está viejo, quiere paz y hasta apoya a los moradores–.” (pág. 67 de la edición de 1928).

Omitir una grafía es un caso de error frecuente de copia. El sentido recobrado también refuerza esta idea de que se trata de un error subsanado.

4.14. “otros” en vez de “toros” en:

“O, talvez, ser un hombre como los toros.” (pág. 70 de la edición de 1928).

El error de transposición de las dos letras iniciales de la palabra “otros” debió de provenir de la composición tipográfica. La segunda edición también propone una enmienda a este pasaje: “O, tal vez, ser un hombre como los toros o como los otros.” (pág. 62 de la edición de 1958). Esta enmienda errada se explica si pensamos en que Martín Adán escribió la forma correcta “los otros” al margen y sus editores creyeron que la frase no sustituía, sino que se agregaba a lo anterior.

4.15. Agregado de una coma entre las palabras “comatoso” y “como” en:

“–Un día, hondo y vacío, donde rueda uno de hora en hora inconciente, comatoso como en un barranco de piedra en piedra, de roca en roca.” (pág. 71 de la edición de 1928).

La calificación “comatoso” requiere estar encerrada entre comas.

4.16. “serrados” en vez de “serranos” en:

“Estos perros famélicos, roedores, afónicos de espinazos, dérmicos, enarcados, serranos, parecen gatos, gatos callejeros con ojos realistas, sociales, iluminados, herbívoros.” (pág. 109 de la edición de 1928).

Como en los casos anteriores, hay un parecido entre palabras que permite sostener que se trata de una errata y un sentido más claro que alude a espinazos “serrados” del verbo “serrar” (cortar con la sierra). Cabría la posibilidad de que la lección de 1928 fuera correcta –y estuviéramos no ante una corrección sino una variante de autor–, en esta lectura, los espinazos de los perros son “serranos” en tanto recuerdan el perfil de la sierra, pero esta lectura parece poco probable dada la posibilidad de error que la semejanza muestra y la naturaleza de los otros adjetivos, gráficos y sin connotaciones de otro tipo como ocurriría con “serranos”.

 

5. Inventario de las anotaciones manuscritas

Pasaje [1] Ya ha principado el invierno en Barranco

1.     colegio con frío 1928, 1958 : colegio, con frío IRA [Variante de autor del ejemplar del IRA]

2.     Ya hora vas 1928 : Y ahora vas IRA, 1958 [Corrección que también 1958 sigue]

3.     una rambla amarilla 1928 : una mambla amarilla IRA, 1958 [Corrección que también 1958 sigue]

 

Pasaje [2] Más allá del campo, la sierra.

4.     geológica, académica 1928, 1958 [la indicación en IRA no se entiende: desde la coma nace una línea que en el borde indica “n.o.”]

5.     tender de las manos al cielo 1928, 1958 : tenderse de las manos al cielo IRA [Variante de autor del ejemplar del IRA]

 

Pasaje [3] Por la mañana, al filo de la madrugada

6-7. Ay, el viento, qué alegría en este mar de la seriedad. 1928, 1958 : ¡Ay, el viento, qué alegría en este mar de la seriedad! IRA [Corrección de IRA que debe seguirse]

 

Pasaje [5] Ramón se puso las gafas

8.     de faz y piernas. 1928, 1958 : de raza y piernas. IRA [Variante de autor del ejemplar del IRA][20]

9.     pulpería 1928, 1958 : peluquería IRA [Corrección de IRA que debe seguirse]

10.   El servicio militar 1928, 1958 : El servicio militar, IRA [Variante de autor del ejemplar del IRA]

11.   Una guerra 1928, 1958 : Una guerra, IRA [Variante de autor del ejemplar del IRA]

12.   El trabajo 1928, 1958 : El trabajar IRA [Variante de autor del ejemplar del IRA]

13.   consolarlo 1928, 1958 : consolarle IRA [Variante de autor del ejemplar del IRA]

14.   la frente; 1928, 1958 : la frente en las manos; IRA [Corrección de IRA que debe seguirse]

15.   [al margen IRA presenta el signo de corrección que indica eliminar algo; está a la altura de la oración “Un perro chusco y transeúnte, nos miraba caminando, mirando atrás.”, proponemos que el autor indica que se debe eliminar la coma incorrecta tras “transeúnte”; se trata de un error de puntuación del todo infrecuente en la escritura de Martín Adán] [Corrección de IRA que debe seguirse].

 

Pasaje [6] Este era un inglés que pescaba con caña.

16.   como una loza 1928, 1958 : como loza IRA [Variante de autor del ejemplar del IRA]

 

Pasaje [7] En el embrujado espejo de la calle llovida

17-8.    [“al Asia” y “al África” aparecen con sendos signos de aprobación referidos al artículo]

19.   cara española 1928, 1958 : cara, española IRA [Corrección de IRA que debe seguirse]

20.   ajineros, 1928, 1958 : agujeros, IRA [Corrección de IRA que debe seguirse]

21.   de bordes pardos 1928, 1958 : bordipardos IRA [Variante de autor del ejemplar del IRA]

22-3.    casi agua, casi agua, 1928, 1958 : casi de agua, casi de agua, IRA [Variante de autor del ejemplar del IRA; son dos “de” agregados en ambos márgenes]

24.   carreta– al emparejar, 1928, 1958 : carreta,– al emparejar, IRA [Variante de autor del ejemplar del IRA]

 

Pasaje [12] Ella tenía una blusita parroquial

25.   –olor blanco 1928, 1958 : –olor en blanco IRA [Variante de autor del ejemplar del IRA]

26.   un tema 1928, 1958 : una tema IRA [Corrección de IRA que debe seguirse]

27.   La nariz de ella la llenaban 1928, 1958 : La nariz la llenaban IRA [Variante de autor del ejemplar del IRA]

28.   los álillos de sus piernas 1928, 1958 : los palillos de sus piernas IRA [Corrección de IRA que debe seguirse]

29.   mi amigo predilecto se metió a fraile; 1928, 1958 : mi amigo predilecto se metió fraile; IRA [Corrección de IRA que debe seguirse]

 

Pasaje [13] Un alemán zapatonudo

30.   por primer vez, atentísimamente, 1928 : por primera vez, atentísimamente, 1958, IRA [Corrección que también 1958 sigue]

31.   y las erres le salían del estómago, y las miradas le fluían del cerebro, y los recuerdos le patinaban en la nieve azulina. [IRA presenta dos líneas que salen de los extremos de “la nieve azulina” hasta el margen sin más indicación.] [La lección de Amauta permite reconstruir la lección correcta: y las erres le salían del estómago; y las miradas le fluían del cerebro; y los recuerdos le patinaban en la nieve azulina de las pupilas;”]. [Corrección de IRA que debe seguirse].

 

Pasaje [16] Sol amplio, duro, firme, del acabar de febrero.

32.   Astas sin bandera con una cuerda laxa que se hace un lazo encima de las cornisas. [IRA presenta una línea zigzagueante que sale desde “laxa” hasta el ángulo inferior izquierdo de la página sin más indicación] [La lección de Amauta aclara la corrección: Astas sin bandera con una cuerda lasa que se hace un lazo en cima de las cornisas.”] [Corrección de IRA que debe seguirse]

33.   [IRA presenta dos líneas hasta el borde sin más indicación] Amauta trae una lección distinta que podría ser mejor, pero esto no puede establecerse con certeza. En Amauta el recorrido es por “pesadillas, sedes, palatales amarguras, […]”, desde 1928 es por “pesadillas, seres, platanales, amarguras, […]”.

 

Pasaje [26] POEMAS UNDERWOOD

34.   Prosa dura y magníficas 1928 : Prosa dura y magnífica IRA, 1958 [Corrección que también 1958 sigue]

35.   la instrucción primaria. 1928 : la instrucción primaria, IRA, 1958 [Corrección que también 1958 sigue]

36.   y está viejo, quiere paz 1928, 1958 : ya está viejo, quiere paz IRA [Corrección de IRA que debe seguirse]

37.   hasta apoya a los moradores. 1928 : hasta apoya a los moderados. IRA, 1958 [Corrección que también 1958 sigue]

38.   Mascar huesos 1928, 1958 : Roer huesos IRA [Variante de autor del ejemplar del IRA]

39.   pero con serenidad. 1928, 1958 : pero con seriedad. IRA [Variante de autor del ejemplar del IRA][21]

40.   miedo de oírme a mí 1928 : miedo de oírme a mí mismo. IRA, 1958 [Corrección que también 1958 sigue]

41.   ser un hombre como los toros. 1928 : ser un hombre como los otros IRA : ser un hombre como los toros o como los otros 1958 [Corrección de IRA que debe seguirse]

42.   Tú no tienes las ojeras 1928, 1958 : Tú tienes las ojeras IRA [Variante de autor del ejemplar del IRA][22]

43.   casi fría, casi muerta. 1928, 1958 : casi fría, casi muerta…… IRA [Variante de autor del ejemplar del IRA]

44.   Pero ello es que el beso suena. 1928 : Pero ello es por lo que el beso suena. 1958 : Pero ello es que el beso ya suena. IRA [Variante de autor del ejemplar del IRA]

45.   de hora en hora inconciente, comatoso como 1928, 1958[23] : de hora en hora inconciente, comatoso, como IRA [Corrección de IRA que debe seguirse]

 

Pasaje [30] He recibido una carta de Catita.

46.   sino una estrellas que mira como tú 1928 : sino una estrella que mira como tú IRA, 1958 [Corrección que también 1958 sigue]

 

Pasaje [34] En la azotea, el aire único y múltiple

47.   [IRA presenta sobre la primera línea del pasaje una rúbrica y algo que podrían ser las iniciales X. A. ¿Xavier Abril?]

 

Pasaje [37] La tarde proviene de esta mula pasilarga

48.   [IRA presenta en la esquina superior derecha: “Ojo! influjo de Mariano[24]”. La frase señala en el texto a “En esta momento nunca ha existido la mula. La mula se ha anulado tras una esquina.” Con una línea desde la “a” final de la errata “esta” o desde “La”]

49.   dérmicos, enarcados, serranos, 1928, 1958 : dérmicos, enarcados, serrados, IRA [Corrección de IRA que debe seguirse]

 

5.1. Una clasificación de estas indicaciones:

Correcciones de IRA que deben seguirse:

6, 7, 9, 14, 15, 19, 20, 26, 28, 29, 31, 32, 36, 41, 45, 49

Variantes de autor del ejemplar del IRA:

1, 5, 8, 10, 11, 12, 13, 16, 21, 22, 23, 24, 25, 27, 38, 39, 42, 43, 44

Correcciones que también 1958 sigue:

2, 3, 30, 34, 35, 37, 40, 46

Indicaciones en IRA que no alteran sino solo confirman el texto:

17, 18

Indicaciones en IRA que no entendemos:

4, 33, 47, 48

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA

Ediciones citadas de La casa de cartón

Martín Adán [seudónimo de Rafael de la Fuente Benavides]

1927                “La casa de cartón”. Amauta, Lima, N° 10 (diciembre 1927) p. 16, 21-2. [pasajes: 13, 14, 15, 16, 17, 23, 24, 28, 29, 31 y uno inédito]

1928                “La casa de cartón”. Amauta, Lima, N° 11 (enero 1928) p. 4. [pasaje: 28]

1928                La casa de cartón, prólogo de Luis Alberto Sánchez y colofón de José Carlos Mariátegui. Lima: Impresiones y Encuadernaciones “Perú”.

1958                La casa de cartón, prólogo de Luis Alberto Sánchez y colofón de José Carlos Mariátegui. Lima: Nuevos Rumbos.

 

Otras fuentes

Andrade Ciudad, Luis

1989                Algunos problemas textuales en La casa de cartón de Martín Adán” [Monografía inédita presentada hacia 1989 en la Universidad Católica].

 

Arbulú Vargas, Ricardo

1991                Entrevistas del autor del año 1991. Estas fueron grabadas, son aproximadamente ocho horas. Esta información se empleó en Vargas Durand (1992a). Arbulú falleció el 25 de mayo de 1995.

 

Arona, Juan de [seudónimo de Pedro Paz Soldán y Unánue]

1938 [1884]     Diccionario de peruanismos. París: Desclée de Brouwer, 1938. (Biblioteca de Cultura Peruana. Primera Serie, N° 10).

Blecua, Alberto

1983                Manual de crítica textual. Madrid: Castalia.

 

Couffon, Claude

1984                Introduction. En: Martín Adán. La maison de Cartón (et autres textes). (Traduction et introduction de Claude Couffon). París: Luneau‑Ascot Editeurs, p. 7‑13.

 

Lauer, Mirko

1972                Un ensayo sobre la obra poética de Martín Adán. Tesis (Bachiller en Letras). Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú.

1983                Los Exilios Interiores: una introducción a Martín Adán. Lima: Hueso Húmero.

 

Laufer, Roger

1972                Introduction a la textologie. Vérification, établissement, édition des textes. Paris: Larousse.

 

Melis, Antonio

1966a              “Felice senza il permesso della polizia”. Ad libitum. Rivista trimestrale di cultura contemporanea. Urbino, Nº 2, [hacia junio de 1966], p. 49‑51.

1966b              La casa de cartón. [Traducción y notas de pasajes de Antonio Melis]. Ad libitum. Rivista trimestrale di cultura contemporanea. Urbino, Nº 2, [hacia junio de 1966], p. 52‑8.

1987                “Un angelo alla fine delle vacanze”. Prólogo a su edición y traduccción de: Martín Adán. La casa di cartone (a cura de Antonio Melis). Bologna: Liviana Editrice, 1987. Traducido por Ana María Gazzolo: Antonio Melis. “Un ángel al final de las vacaciones”. En: La casa de Cartón. Segunda Época. Nº 2, primavera de 1993, p. 35‑8.

 

Pérez Priego, Miguel Ángel

2001                Introducción a la edición y estudio del texto literario. Madrid, Universidad Nacional de Educación a Distancia.

 

Real Academia Española

2006                Banco de datos (CORDE) [en línea]. Corpus diacrónico del español. <http://www.rae.es> [Fecha de la consulta: 6 de enero del 2006]

2006                Banco de datos (CREA) [en línea]. Corpus de referencia del español actual. <http://www.rae.es> [Fecha de la consulta: 6 de enero del 2006]

2006                Nuevo Tesoro Lexicográfico de la Lengua Española (NTLLE) [en línea, comprende todos los diccionarios de la Real Academia desde 1726.] [Fecha de la consulta: 6 de enero del 2006]

 

Reynolds, Leighton D. y Nigel G. Wilson

1995                Copistas y filólogos. Las vías de transmisión de las literaturas griega y latina. Madrid: Gredos.

 

Rivarola Rubio, José Luis

1991 [1990]     ¿Limaduras del mismo metal? Variantes poéticas de Martín Adán. (Cuadernos de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas, Nº 1). Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú, 1991. También en: Anuario de Letras. México, vol. XXIX, 1991, p. [517]-29. Originalmente discurso académico leído en 1990 en la Universidad Católica del Perú. [Cito la publicación de la Universidad Católica]

 

Rodríguez Garrido, José Antonio

1986                “Problemas de Crítica Textual en la obra de José María Arguedas”. Lexis. vol. X, Nº 2, 1986, p. 215‑27.

 

Silva‑Santisteban, Ricardo

1982                “Noticia bibliográfica” En: Martín Adán. Obra en prosa. Edición, prólogo y notas de... Lima: Ediciones Edubanco, p. 649‑59.

 

Vargas Durand, Luis

1993                “Cronología general de la vida y obra de Martín Adán”. La casa de Cartón. Segunda Época. Nº 2, primavera de 1993, p. 5‑15.

1995a              Para la edición de la obra de Martín Adán (Aspectos externos de la creación y edición de sus textos). Tesis (Licenciado en Lingüística y Literatura). Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú. [Reseñada en BAPL, N° 26, 1995, p. 275-82, por Carlos Garatea].

1995b              “Hacia la edición crítica de un texto moderno: Travesía de extramares de Martín Adán”. Lexis. Lima, vol. XIX, Nº 1, 1995, p. 133‑64.

1995c              Martín Adán. Lima: Brasa S.A. Colección forjadores del Perú. Volumen 19.

2002                “La Colección Martín Adán en la Pontificia Universidad Católica del Perú” En: Eduardo Hopkins (editor). Homenaje a Luis Jaime Cisneros. Lima: Facultad de Letras y Ciencias Humanas y Fondo editorial de la Pontificia Universidad Católica, p. 1485-96.



[1] Esta investigación se presentó en una primera versión en las Jornadas de Humanidades de la Pontificia Universidad Católica del Perú del 24 de mayo del 2005. Ha sido reelaborada gracias a la generosa colaboración de José Antonio Rodríguez Garrido, como varias notas lo indican.

[2] Puede asegurarse esto con certeza examinando la caligrafía y la forma de las correcciones de los manuscritos del poeta en la Colección Martín Adán de la Pontificia Universidad Católica del Perú (sobre la Colección, véase Vargas 2002).

[3] Son 38 según la primera edición y las dos revisiones del autor que conocemos (la que sirve de fuente para la segunda edición y la del IRA que aquí se presenta).

[4] La Colección de la Universidad Católica conserva sendos ejemplares de las primeras ediciones de Travesía de extramares (1950) y De lo barroco en el Perú (1968), sobre los que el autor también hace solo este tipo de precisiones mínimas, a pesar de que sus libros siempre se atienen a decisiones finales ajenas (Vargas 1995a). Se diría que al revisar y proponer enmiendas sobre estas ediciones, el poeta considera que la publicación ha fijado el texto, además, por lo general, se trata de proyectos que ya ha dejado atrás.

[5] Testimonios que recogí de ambos hacia 1994.

[6] Rafael Ramírez Mendoza ha tenido esta invalorable generosidad.

[7] Testimonio oral que me proporcionó en el segundo lustro de la década de 1990.

[8] Roger Laufer ilustra esta situación con una cita de Alfred Edward Housman a propósito del método científico de la Crítica Textual: “es bueno poseer los conocimientos, poseer un método, pero una cosa es la que importa sobre todo: tener una cabeza sobre las espaldas y no una calabaza, la materia gris en la cabeza y no un queso blanco.” (Laufer 1972: 18. Traducción nuestra)

[9] José María Arguedas. Obras completas. Lima: Horizonte. 1983. Compilación y notas de Sybila Arredondo de Arguedas.

[10] Rodríguez Garrido apoya además su juicio en una anotación de Arguedas en que este manifiesta el carácter provisional de la corrección, en el caso de Martín Adán la existencia de ejemplares con anotaciones disímiles refuerza esta posición.

[11] Esta idea cardinal aparece también páginas antes como uno de los problemas esenciales de la edición de la Obras completas de Arguedas que se está examinando: “El riesgo que conduce esta manera de proceder es la realización de un texto que confunde diversos estados de gestación de la obra.” (218)

[12] En la sección anterior, el autor, a partir del examen de variantes, manifiesta sobre la relación entre el ejemplar corregido de 1964 y el estado del texto en su segunda edición: “[...] podríamos inclinarnos a dar por segura la suposición de que la revisión del texto para la segunda edición no tuvo en cuenta el ejemplar corregido de 1964 y que las coincidencias se explican por el antecedente común.” (224)

[13] Este adjetivo no es de Rodríguez Garrido, sino mío. En una comunicación oral, él calificó estas variantes como “libres”.

[14] Véase, por ejemplo Alberto Blecua (1983: 120), José Luis Rivarola (1991: 9) y Miguel Ángel Pérez Priego (2001: 58).

[15]Si procediéramos de ese modo, acabaríamos llegando fatalmente, no al verdadero texto fundamental y a los diferentes textos o al menos estratos intermedios que lo han precedido, sino a una híbrida contaminación, a un monstruoso hircocervo, donde confusamente estarían mezcladas lecciones no compatibles entre sí, aunque del mismo autor, pero no del mismo tiempo y por tanto no destinadas a convivir juntas. No llegaríamos, en suma, a un texto, sino al batiburrillo de varios textos, orgánicamente refractarios a un acto de tal violencia arbitraria”. (Citado por Pérez Priego 2001: 74)

[16] “Se dan casos ambiguos, por ejemplo, cuando un autor corrige sobre un texto deturpado y deja pasar lecciones no auténticas como tales. El editor puede optar por la solución que considere más idónea, siempre que en el aparato crítico se distingan las lecciones auténticas de las accidentalmente auténticas. El criterio más correcto sería, probablemente, respetar el texto último cuando el autor conscientemente aprueba las lecciones ajenas; y, en cambio, enmendar con las lecciones originales aquellas que el autor ha dejado pasar por inadvertencia —por ejemplo, lagunas—”. (Alberto Blecua 83: 121-2)

[17] Debo este planteamiento para establecer la cronología de las revisiones a José Antonio Rodríguez Garrido. Sobre la vida y la forma en que Martín Adán escribía, véase Vargas 1995a y 1995c.

[18] La Real Academia Española incluye en su página http://www.rae.es el Nuevo Tesoro Lexicográfico de la Lengua Española (NTLLE) que comprende todos sus diccionarios (usual, manual e histórico) y suplementos a estos desde su primer diccionario de 1726 hasta la actualidad. Por otro lado, proporciona dos extensas bases de datos: Corpus diacrónico del español (CORDE) y Corpus de referencia del español actual (CREA).

[19] “Difícilmente se conformarán nuestros lectores con que este verbo [meterse] deje de ser seguido por las preposiciones ‘a’ o ‘de’ cuando se junta con nombres que significan profesión, oficio o estado, como es la práctica castellana constante en lo antiguo y moderno, en la que se dice ‘meterse fraile’, ‘meterse soldado’, ‘meterse (o entrarse) monja’, y no ‘meterse de’ o ‘a’ como diría cualquiera de nosotros […]”. (Arona 1938: 282)

[20] Rodríguez Garrido me ha hecho ver la semejanza gráfica entre “faz” y “raza” que podría haber ocasionado un error de copia de la edición de 1928, y no se trate entonces de una variante de autor; sin embargo, también acota que el texto con “faz” resulta más logrado: el personaje queda “zambo” de arriba, desde la cara, hasta abajo, las piernas; en tanto la opción con “raza” resulta poco connotativa y redundante. No es un caso evidente como el de las dieciséis enmiendas a errores señaladas arriba, por lo que consideramos esta indicación manuscrita como variante autor.

[21] La semejanza entre “serenidad” y “seriedad” podría llevar a la conjetura, como en la nota 20, de que se trata de un error corregido; sin embargo, aquí la posibilidad es aún más remota pues no se aprecia una lectura más apropiada.

[22] La descripción del personaje de este pasaje (aludido en primera y segunda persona) resulta más coherente con grandes ojeras que sin ellas —aunque se quiera reclamar feliz—, por lo que podríamos estar ante la corrección de un error y no ante una variante de autor. Esta sugerencia como una posibilidad por discutirse me fue alcanzada por Rodríguez Garrido.

[23] En 1958 “inconsciente”.

[24] Podría decir “Mariana”.